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[sin]lindes

[sin]lindes - pepa sosa

 

 

Desde que tengo consciencia, desde que me pusieron mi primera cámara fotográfica en las manos, vengo dibujando y fotografiando ventanas. Al principio eran siempre ventanas en el sentido estricto del término; elementos arquitectónicos de diferentes tipos, tamaños, estilos, etc. Luego pasaron a ser también huecos desnudos, grietas, rotos, conjunto de cosas que enmarcan algo.  Porque he entendido que lo que me interesa no es el elemento arquitectónico en sí, sino lo que representan como vía de comunicación bidireccional, como hueco que focaliza y enmarca un paisaje interior o exterior. 

 

Grandes o pequeñas, abiertas o cerradas, siempre son el canal por el que discurre la mirada curiosa, la deseosa de luz, la que busca orientarse, la que anhela un cobijo, la que quiere expandirse en campos y mares infinitos o la que busca tropezarse con el balcón del vecino de enfrente, aunque este esté tan sólo un metro más allá, está más allá de nuestra linde.

 

La ventana es la aguja donde enhebramos nuestra ansia de evadirnos de nosotros y de nuestro entorno inmediato. 

 

Mirar a través de una ventana tiene algo de esperanzador, lo abordamos con la ilusión de descubrir algún cambio en el paisaje externo, la curiosidad por lo inesperado o la calma que da el recrearse en encontrar de nuevo lo ya conocido. Sea en un sentido u otro, el gesto de asomarse es siempre aventurarse. Aventurarse a encontrar un sol plomizo cuando quieres lluvia o a constatar que ahí sigue el azote del viento. O aventurarse a encontrar miradas que te atrapan o paisajes que te llevarán lejos.

 

La ventana es epifanía. Desde dentro es el marco donde se desarrolla la epifanía de la luz y el paisaje. Desde fuera es el marco que focaliza la epifanía pública o privada que se desarrolla dentro.

 

Pero las miradas a través de las ventanas no son siempre cónicas, no son siempre interior – exterior o al revés. A veces son cilíndricas, exterior – exterior o interior – interior, y en ese tipo de ventanas se enfatiza su carácter de vía por la que discurre la mirada, sin más. Sin la función práctica de llevar o traer luz o aire. Simplemente la hedonista función de observar, algo nada desdeñable. Son el medio por el que discurre la belleza de algo tan simple como mirar. 

 

La mirada que se genera a través de la ventana es diferente a cualquier otra, porque mirar por la ventana es un acto privado, aunque lo hagamos acompañados, aunque estemos rodeados de gente, es un acto de ensimismamiento. Uno se dirige a la ventana con la intención de ver y de ser visto, o el temor de serlo, o la precaución de no serlo y para eso a veces nos ocultamos detrás de celosías o visillos que no hacen sino aumentar el deseo de mirar y desvelar.  

 

Las ventanas son lo sin lindes, son el gradiente por el que discurre el interior hacia afuera y el exterior hacia adentro. Pero también pueden ser los frágiles y cambiantes límites que nos devuelven nuestra imagen al pasar desde afuera y los espejos que reverberan nuestras escenas interiores cuando afuera ha caído la luz. Pero aún en esas situaciones la promesa del hueco se mantiene, por la seguridad de que el mínimo cambio de luz abrirá de nuevo paso a la mirada.

 

Son la vía para el triunfo de la naturaleza frente a la tiranía de los muros que lindan. Y la vía para el triunfo de la privacidad, que se instala más allá de los muros que la constriñen. 

 

 Pepa Sosa

20/05/2020

El rapto de Europa . Rembrandt

El rapto de Europa . Rembrandt - pepa sosa

Un tímido paso más hacia la ruptura. Un tímido gesto más de terco egoísmo irresponsable. Pobre Europa, no consigues quitarte a Zeus de encima. 

El único papel de May es llevar a término el Brexit, es lo único que justifica que siga durmiendo en Downing St. Ella hace su trabajo igual que lo hizo el Dr Rascher. Pero el problema no es May, que es una mandada que jamás habría convencido al votante inglés. El problema es quien la ha colocado ahí, es decir la facción conservadora carpetovetónica-victoriana eurofóbica del bloque Tory y su arrogancia despótica. La soberbia con la que imponen la ilusa defensa de sus intereses personales (ja, veremos qué pasa y no es que me dé risa). Sin tener en cuenta la delicadísima situación en la que colocan a Irlanda, el cabreo de los escoceses, el limbo al que destierran a los británicos que viven en Europa, el limbo al que someten a los europeos que viven en Gran Bretaña, los peligrosos agravios comparativos que se vienen encima con Italia (donde se está coqueteando con el fascismo) y otros países, etc, etc. 

Por favor, quítense de una vez esos ridículos bombines empolvados que apestan a naftalina y lávense la cabeza con un buen champú anticaspa. 

Aquello de por quién doblan las campanas, pues sí en esta ocasión también doblarán por todos.

14/03/2019